22 de septiembre de 2012

Etapa 13. Santiago-Málaga



Recuerdo cuando llegaron Javi y Dani a dormir.  Serían las 4 ó las 5. Cayeron como un tronco en la cama ¡árbol vaaaa! Javi llevaba la linterna encendida y cuando cayó a la cama se le quedó debajo, en la oscuridad de la noche le salía la luz por los bordes y estaba muy gracioso, Javi “el iluminado”.
Un poco más tarde Chusmari y Goyo se levantaron para coger el autobús de vuelta a casa. Goyo y yo nos despedimos en la escalera, pero a Chusmari no lo vi.




Nosotros fuimos los siguientes en levantarnos. Nos fuimos a desayunar al mismo bar donde habíamos almorzado el día anterior. A la vuelta ya había amanecido y fuimos a dar una vuelta por los alrededores del albergue. Estaba muy cerca el parque de la Alameda, con el Paseo de los Leones que lo atraviesa.



Allí encontramos una escultura de Pío Baroja sentado en un banco, y un poco más adelante, justo en la entrada a la Alameda, hay una escultura muy peculiar que se llama Las Marías o Las dos en punto. Eran dos mujeres emblemáticas en la vida cotidiana de Santiago. Eran hermanas, Coralia y Maruxa con un pasado bastante triste y salían a piropear a los chicos arregladas de forma muy llamativa cada día a las dos en punto. Desde allí volvimos al albergue a ver si salíamos con el resto del grupo.



 Nos encontramos a Alberto y a Mica, que mientras nosotros desayunábamos, ellos fotografiaban el “amanecé” más bonito de todos los días de ruta, con la catedral como fondo. Nos hemos puesto de acuerdo para vernos más tarde. Nosotros ahora nos vamos a dar un paseo y aprovecharemos para hacer unas mínimas compras de regalitos para la familia. Javi y David están todavía durmiendo y la amiga de Joan se va al hospital a que la vean porque no se encuentra bien.

Hemos preparado ya nuestras mochilas y las hemos dejado  en la consigna del albergue. No pensamos volver hasta las 6 o las 7 de la tarde. Nuestro avión sale a las 21:30.

Hace una estupenda mañana para pasear. Un poco de fresco y nada de lluvia. Hay poca gente por las calles y deambulamos sin plano ni guía. Vamos disfrutando de las calles, a cada vuelta de esquina te encuentras con algún edificio histórico.


Iglesia del Monasterio de San Martín Pinario. Fue el más importante de Galicia en la Edad Media, aunque esta fachada barroca es posterior. También es el más grande, después del Escorial.

Plaza de la Inmaculada, por donde llegamos ayer. Ya empiezan a aparecer montones de peregrinos y turistas
 
Una calle estrechita estrechita...

Hay muchos comercios y tiendas de todo tipo. Hemos vuelto a desayunar y ahora miramos escaparates buscando regalos pequeños porque como vamos en el avión sin facturar equipaje, nos asusta un poco pasarnos con el peso de la mochila o con su volumen. ¡Una pena! Si no, me hubiese vuelto loca comprando montones de cosas, quesos artesanos, dulces típicos, torta de Santiago, empanadas, albariños y ribeiros, orujos caseros…todo de comer y beber, uuummmm, la despensa llena.



Entre otras cosas, hemos comprado algunos imanes para el frigorífico, una camiseta, pequeñas conchas peregrinas de plata y un pisapapeles con la flecha amarilla. Eso si, hemos entrado en un montón de tiendas. Mientras paseábamos también nos hemos encontrado con una manifestación del 15M, mucha gente y muy larga, que ha terminado con una concentración frente a la catedral.



Hemos quedado con los demás en la Plaza del Obradoiro. Esta vez hay una exhibición de coches clásicos. Son todos una maravilla, pero el más simpático es un autobús antiguo perfectamente conservado, con las maletas en lo alto del techo.



Aún falta más de una hora para la misa del peregrino, que es a las 12. Hemos entramos a la catedral y ya están todos los asientos ocupados, y no solo los asientos, los pasillos frente al altar también. Hace unos años estaban contados los días en los que se podía ver el botafumeiro, pero ahora lo raro es no verlo. Entre el montón de gente que había dentro de la catedral, ¿a que no sabes a quién nos hemos encontrado? pues a la “cabrita” Ofelia, hacía unos cuantos días que no la veíamos, y mira por donde…

Nos dispersamos de nuevo y quedamos en vernos después de la misa para ir a comer. Ya han aparecido Javi y David, los dormilones, después de la juerga nocturna.

Habíamos comentado la posibilidad de ir a comprar al mercado y comer en el bar donde te preparan lo que compres, de todas formas no teníamos reseña de ningún sitio en particular y era una opción distinta y a priori, divertida.

Así que pusimos rumbo al mercado, que por cierto es muy grande y el segundo edificio más visitado de Santiago, después de la catedral. Sus puestos están repartidos en 10 naves divididas a ambos lados de un patio central.



Se construyó en 1941 sobre el anterior que era de 1873. Es uno de los más importantes de Galicia en cuanto a la comercialización de productos frescos, da gusto pasearse por sus puestos y comprobarlo, sobre todo en la zona del pescado y el marisco. Lo más auténtico que tienes es que fuera de los puestos se ponen las “paisanas” a vender directamente sus productos, sin intermediarios.



Venden miel, aguardiente, grelos, maíz, pan, quesos artesanos, y las más famosas son las “pimenteiras” de Padrón. Aquí puedes encontrar vinos y orujos artesanos y también puestos donde degustar el pulpo a feira sobre la marcha.

Nos hemos ido directos a buscar el bar y hemos cogido una mesa que había libre. Pensábamos ir 2 ó 3 a comprar la comida mientras el resto tomaba unas cervezas, pero por lo visto la cosa no va así.



Primero tienes que hacer la compra, (como mínimo medio kilo de cada cosa), llevarla al mostrador del bar, decir cómo quieres que te la preparen y esperar que ellos te digan a qué hora puedes venir a comer.  Un grupo se ha ido a comprar chuletones y nosotros marisco. Aunque hay muchos puestos, ya no queda de casi nada. Hemos comprado mejillones, navajas y almejas. Nos hemos vuelto a ver en el bar, hemos dejado la compra y nos ha dado cita para ¡¡¡dentro de dos horas!!! A las 3,30, nos hemos quedado un poco sorprendidos pero ya no hay marcha atrás, la comida está comprada y no nos queda otra.

Así que hemos salido a dar una vuelta por los alrededores. Hemos tomado una tapita, hemos comprado lotería de Navidad, hemos esperado a Alberto que ha ido a recoger a su amiga, y hemos llegado otra vez al bar a las 3, pero no han querido servirnos antes de nuestra hora. Ya estaban cerrados todos  los puestos del mercado. Cuando por fin nos han dado la mesa, nos han preguntado si queríamos vino, tinto o blanco, lo hemos pedido blanco, y nos han traído nuestra comida, la verdad que muy bien preparada. Estaba todo muy bueno. Algunos queríamos postre y nos han ofrecido un plato variado de queso de la tierra con membrillo, hemos aceptado y nos han traído un platito algo escaso para tanta gente. 



La sorpresa ha sido cuando nos han traído la cuenta. Un pasote de caro. Nos cobraron el 10% del ticket de la compra (cosa que ya sabíamos), más 3 euros por persona, más la consumición, a razón de 15 euros la botella de vino y que nos pusieron sin traer carta de precios ni nada, (culpa nuestra por no pedirla), y creo recordar que el platito de queso también fueron 15 euros. Nos quedamos de piedra, más nos valía haber ido a un bar de menú…Nos atendieron más mal que bien, además, desde la primera vez que llegamos estábamos pidiendo la llave del servicio y nos decían que ahora la traían, cosa que no ocurrió, ¡y mira que le insistimos!, pues nada, pasaron de nosotros. La experiencia fue un fracaso, pero bueno, a veces se acierta y a veces no. Está visto que tenía que ser en Santiago donde nos dieran el clavo, en el albergue y en la comida.

Como cosas como esa no hacen mella en nuestro ánimo, nos vamos la mar de contentos para el albergue. Nosotros tenemos que ir pensando en irnos para el aeropuerto, y son las cinco de la tarde. Como ya tenemos todo recogido y preparado, nos hemos quedado un rato en el jardín del albergue tomándonos los últimos chupitos con el resto de compañeros. Ya hemos intercambiado teléfonos y direcciones y sabemos que en adelante vamos a seguir en contacto.

Inma, la amiga de Joan que llegó tan mal de Sarria, ha estado en el hospital y no saben que clase de bicho le ha picado, pero que había dos personas más igual que ella. Le han puesto un montón de medicamentos y que esté en reposo. La verdad es que está bastante fastidiada, aun así, está con nosotros un rato antes de que nos marchemos. La siguiente en marcharse será Mica, mañana al mediodía.

Hemos recogido las mochilas de la consigna del albergue, y nos acompañan a la parada del autobús, que está a unos 10 minutos. Vamos haciendo un esfuerzo por no hacer una despedida triste, y como siempre, entre risas y bromas, llegó el autobús, nos despedimos alegremente, y por 3 euros por barba, nos vamos rumbo al aeropuerto.

Llegados a este punto, quizás un poco antes, por primera vez en toda esta aventura, ya tenía ganas de llegar a mi casa. Estaba feliz y no me apenaba dejar Santiago, aunque de buena gana hubiese seguido con los chicos y Dina hasta Finisterre. Me consuelo pensando que algún día completaremos el Camino hasta allí.

Hemos llegado al aeropuerto y ya empiezo a notar los efectos de llevar puestos el polar y el chubasquero, para que no ocupen peso ni volumen en la mochila, porque, cuando no facturas, no te dejan llevar más que un bulto, la mochila, ni bolsas, ni ropa suelta ni nada.

Allí hemos encontrado un grupete de chicos y chicas de Málaga. Venían desde Sarria y hemos estado comentando las vicisitudes de nuestros respectivos caminos.

Al llegar la hora de ponernos en fila y pasar al avión, vamos viendo como hacen poner en el cajón “medidor” de equipajes las mochilas y equipaje de mano de algunos pasajeros, pero nosotros hemos pasado sin problemas, y no me extraña, porque hemos comprimido tanto las mochilas, que si se caen al suelo, rebotan.

Tras un vuelo bastante tranquilo, llegamos a Málaga de noche.

Ahora todo me parece ruidoso, feo y triste. Ya estamos enganchados al Camino y estoy segura de que pronto volveremos…aunque este ha sido tan perfecto, ha dejado el listón tal alto, que temo que los demás no tengan comparación. Los compañeros han sido personas únicas e irrepetibles, lo mejor del Camino.


Peregrinos, ¡Buen Camino!


.

1 comentario:

  1. En todos los Caminos vas a disfrutar Pepa pero el primero nunca se olvida.Te marca y es el que te hace regresar de nuevo.Me ha encantado tu blog.Buen trabajo Pepa.Besos!!

    ResponderEliminar